Ingredientes:
Un paquete grande de pasta filo
300 gr. aprox. de frutos secos (nueces, pistachos, almendras, avellanas, piñones, etc)
150 gramos de mantequilla derretida
2 cucharadas de azúcar moreno
1cucharadita de clavo molido
1cucharadita de nuez moscada
1cucharadita de canela
Para el almíbar:
200 gramos de azúcar
100 ml. de agua
1cucharadita. de zumo de limón
1cucharadita de agua de azahar
Preparación:
Picar groseramente los frutos secos y mezclar en un bol con el azúcar y las especies. Reservar.
Fundir la mantequilla en el microondas durante unos segundos. Pintar el fondo del molde o bandeja con un poco de mantequilla fundida.
Poner una lámina de pasta filo en la base del molde, pintarla con mantequilla derretida, poner otra capa encima y volver a pintarla.
Repartir parte de la picada de frutos secos y superponer láminas de pasta filo, poner más frutos secos y terminar con dos o tres láminas de pasta filo, siempre pincelando las láminas con mantequilla fundida.
Remeter las láminas por los bordes del molde para cerrar el pastel.
Con un cuchillo marcar las láminas hasta el fondo haciendo formas de cuadrados o rombos.
Preparamos el almíbar: En una cacerola ponemos el agua, el azúcar y el zumo de limón y lo llevamos a ebullición. Bajamos el fuego al mínimo y lo dejamos cocer suavemente unos 5 minutos, hasta que ha cogido cuerpo. Lo retiramos del fuego y añadimos el agua de azahar.
Hornear unos 20-30 minutos hasta que adquiera un aspecto dorado. Una vez hecho, sacamos el baklava del horno y vertemos con cuidado el almíbar y cubriendo todo el pastel.
Podemos decorarlo con pistachos triturados, con almendras o sin nada más que el almíbar.
Se conserva perfectamente durante dos semanas aunque en mi casa nunca ha durado más de tres días....
Comentarios